lunes, 11 de febrero de 2008

Poema de Maiakovski para tarea de Suprematismo

La primera noche ellos se acercan y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada...
La segunda noche, ya no se esconden y pisan las flores,
matan nuestro perro y no decimos nada...
Hasta que un día el más frágil de ellos
entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo
nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos nada
...ya no podemos decir nada

sábado, 17 de noviembre de 2007

Artículo para analizar. La gente sin placer, de Alberto Soria"La gente sin placer me parece peligrosa, reveló el catedrático. De fren

"La gente sin placer me parece peligrosa, reveló el catedrático. De frente casi interminable y mirada profunda de enterado, habla mirando directamente a sus interlocutores y no a sus apuntes. Imaginé a algún halcón en el auditorio, guardando con disimulo las medallas de guerra, fiereza y malhumor que llevaba en la solapa. Después, como al descuido, el conferencista dijo: "Hay que saber mucho para ser sencillo. Quisiera ser sencillo". La sencillez --explicó-es un resultado; la simpleza, un estado primario. Imaginé esta vez, que del sobresalto, al cocinero superestar se le caía el tenedor de platino. Y a su colega mediático al lado, la costosísima cuchara japonesa con la que (eliminando el plato tradicional en su restaurante de lujo) ha planeado su penúltimo golpe de efecto.

A la cocina, la mesa y sobremesa --es decir a la vida, piensa uno-a veces le hacen falta más filósofos de lo cotidiano y especialistas en cultura griega, que doctores en tempurización y magos del nitrógeno líquido. Los necesitamos para aprender a nadar contra la corriente, para sobrevivir con gozo, y para que nos ayuden a condimentar el caldo. Ese es para nosotros el caso de Ángel Gabilondo Pujol, fino pensador español muy querido en su patio, rector de la Universidad Autónoma de Madrid, distinguido con palmarés académico por el gobierno francés, y autor de las frases que al comienzo cito.


I"Sopas hechas con felicidad", dice la publicidad. Cuando la veo, recuerdo frases al vuelo de Gabilondo. Y con él, me asusto de lo que propone la publicidad. "Parece que la felicidad es un ingrediente, un aditamento", comenta el catedrático de metafísica. Hay una gran diferencia entre la sopa de sobrecito, y la que a uno le prepara la abuela, la mamá o la pareja. Estas reconfortan porque están elaboradas con caricias, sentimiento y sabiduría artesanal heredada. La felicidad -que es algo que se cultiva, sostienen los filósofos de la vida-no puede llegar en sobrecitos aunque estén firmados por quien entre los famosos, se considera el mejor chef del mundo porque cree ser "el Picasso de la cocina".

II En sus clases de Historia Medieval en la Universidad de Bolonia, el profesor Massimo Montanari enseña que las cocinas marcan más que el idioma. Definen lugares, heredades, paisajes, productos disponibles, gustos, recetas transmitidas de generación en generación, por encima de los límites y fronteras políticas. Las cocinas --remacha Montanari-son espacios de identidad y de intercambio, desde los que se genera placer. Desde otra vertiente, Gabilondo interpreta la alegría como una necesidad de vida, un desafío, algo por lo que hay que luchar constantemente. Séneca sostenía que al acabar el día sería interesante poder decir "he vivido", cuenta. No podría decirlo ni desde la dieta loca, ni desde el ayuno.

En momentos como los actuales, la idea de que alguien (así sea en lecturas), lleve a filósofos de lo cotidiano y a especialistas en cultura griega a la cocina y a la fiesta, pueden enriquecer más mesa y sobremesa que cuando llega con el pan el que no sabe de panaderías, y con botella de liebfraumilch el que presume de vinos. Vivir como un mortal es exigente, pero no debe asustar, sostiene el filósofo español. Lo que lo asusta --admite-"es echar a perder la vida". Por eso hacemos coro, esperando que usted se sume: La gente sin placer nos parece peligrosa." (el nacional)

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Teoría expresión de ideas y sentimientos

1)La expresión de ideas
Como hemos dicho en la primera sesión, escribir es pensar despacio. Sin embargo, debemos considerar que existen diferentes momentos de ese pensar, a veces es una lenta meditación sobre una amplia variedad de temas, un estudio exhaustivo sobre un aspecto muy específico o la expresión de una gama de sentimientos. En primer lugar hablaremos de aquellos momentos en las cuales las ideas predominan.

Debemos dejar claro que la expresión de las ideas no necesitan tener una rigidez excesiva o una objetividad exagerada; podemos partir de datos, hechos, teorías o principios pero podemos desarrollar, dependiendo de nuestro manejo del lenguaje, formas incluso cercanas a las literarias ( a través de metáforas o símiles, por ejemplo) no con un objetivo meramente estético sino para ilustrar nuestro planteamiento.

Para la expresión de ideas debemos considerar
Precisión y exactitud: en realidad existen varios caminos para alcanzar la claridad, pero debo tratar de llegar a ella de la manera más eficaz, utilizando la menor cantidad de recursos posibles. Cuando somos precisos no nos contentamos con aproximaciones y cuando somos exactos podamos lo superfluo. Este factor que afecta el estilo de ideas depende, en gran medida, de la actitud.

2)La expresión de sentimientos
Según Schökel, la principal complicación al momento de expresar por escrito sentimientos reside en la “enorme variedad y riqueza de aspectos, matices, determinaciones individuales, según la persona, el momento, la edad y la situación.” Así la soledad, el amor, la ternura pueden cobrar características bastante diferentes si la ven un niño en un barrio de Caracas, un anciano en un suburbio de Nueva York o un catedrático de mediana edad en Roma.

Los sentimientos se puede expresar de varias maneras:
Directas: etiquetando el sentimiento (“Yo te amo”) o dando tonalidades, matices a ese sentimiento (un amor apasionado, una soledad devastadora).
Indirectas: el método indirecto, a través de enumeraciones de sensaciones diversas, de comportamientos, de actitudes intenta delinear un sentimiento que debe ser descubierto por el lector. (“Tantos libros, tantas palabras, carros, historias, fantasmas y tu ausencia” para expresar soledad).

3)Los recursos
Para expresar ideas o sentimientos, existen algunos recursos comunes para realizar esta tarea:

Metáfora: es un recurso en el cual se usan las palabras con un sentido distinto del que tienen propiamente. (“caían perlas del cielo”, por gotas de lluvia)

Alegoría: representación de una cosa o idea abstracta por medio de un objeto que tiene con ella cierta relación real, convencional o creada por la imaginación. (el caso de la novela de George Orwell, Animal farm, en la cual los conflictos políticos sociales de la humanidad se presentan en forma alegórica a través de los conflictos de un grupo de animales en una granja).

Comparación: como su nombre lo indica, se toma un objeto o situación y se presenta en semejanza o contraste con otro equivalente. A diferencia de la alegoría no hay una sustitución de alguno de los términos de la comparación.

Descripción: a través de rasgos, características y detalles se expone la idea o el sentimiento

Alusión: es una referencia a un hecho o dato para aclarar una idea, supone que el lector se mueve en un mismo marco referencial cultural que el escritor. Si uno dice: Por las noches era un Miranda en La Carraca, en caso de que lector comparta el código, se imaginará al prócer en el cuadro de Michelena y podrá comprender la alusión.

Alusión culta: cuando una idea o sentimiento se expresa con base en largas citas o referencias a autores, eventos o personajes cuyo conocimiento y manejo requiere una base cultural amplia.

Anécdota: es la narración breve de un hecho, con pocos personajes y sin demasiado desarrollo. Sirve para ilustrar alguna idea y, en muchas ocasiones, puede ser el punto de partida de un texto.

4)Los lugares comunes
Se trata de ideas corrientes y muy repetidas. Gran parte de los lugares comunes provienen de recursos (anécdotas, metáforas, símiles, entre otros) que en un primer momento eran originales y frescos pero ahora son sólo una construcción de palabras que no tiene significado propio. “El tortuoso invierno”, “las perlas de tu boca”, “tus ojos de azabache”, “la florida primavera”, “rápido como gacela”, por nombrar sólo algunos ejemplos, sirven para ilustrar que dado que bloquean nuestra expresión como escritores, es necesario que en las etapas de revisión, vayamos podando nuestros textos de lugares comunes.

Una nota sobre la exposición del diseñador cubano Félix Beltrán

Convencido de que el diseño es más que la distribución armónica, sintética y efectiva de un conjunto de elementos visuales y que no es necesario "estar en lo último" para lograr consolidar la imagen de una marca, el reconocido diseñador Félix Beltrán, nacido en La Habana en 1938, ha dedicado 40 años a la práctica y la fe del diseño gráfico. Hoy, a las 12:00 m, el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez inaugura una sucinta retrospectiva de su trabajo elogiado no sólo en América, sino también en otras partes del mundo.

La exposición Félix Beltrán.

Marcas e identidades gráficas reúne 30 marcas, quizá no muy conocidas para los espectadores venezolanos, creadas por el diseñador desde 1959 hasta 2005.

Un lenguaje que aboga por la síntesis caracteriza estas marcas que no sólo se refieren a productos y empresas, sino también a instituciones de labor social como la Biblioteca Benjamín Franklin de México o la Cruz Roja de Cuba. Más allá del valor estético de cada una de éstas, Beltrán hace énfasis en el compromiso social de las marcas, algo que muchos diseñadores de hoy pasan por alto.

Beltrán, que dictará hoy a las 11:00 am en el mismo museoun curso sobre La Marca en el mundo de hoy, señala que el diseño ha evolucionado en la historia reciente. Desde los tiempos de mercaderes fenicios, explica, pasando por la Edad Media, el Renacimiento, el diseño cobró importancia "para diferenciar aquello que no tenía suficientes diferencias", pero se incrementó después de la Revolución Industrial por la competencia que se produjo con el desarrollo del despiadado capitalismo. A partir de entonces, se ha elevado la conciencia de la marca", comenta.

Considera que "sin el capitalismo habría marcas más preocupadas por lo social. El diseño tiene que asumir las consecuencias implícitas de sus prácticas. El valor de todo está en las consecuencias de lo que hacemos. Hemos avanzado, eso es indudable, pero arrastramos contradicciones, es decir, estamos muy incipientes en los avances sociales. El diseño debe renunciar a eso, asumir las responsabilidades que tiene como acto de comunicación. El diseño gráfico educa en el sentido cabal del término para que mis alumnos se sienten como los modelos de Calvin Klein o agarran los cigarrillos como los modelos de Marlboro", ironiza el artista.

El diseñador, cuyas obras gráficas han recibido más de 130 premios y han sido apreciadas en casi 500 exposiciones colectivas y 66 exposiciones individuales, cree que si las nuevas generaciones no tienen conciencia de estas otras implicaciones del diseño es porque "se les educa en el hedonismo en la evasión, en los valores relativos donde no hay convicciones con las que uno está convencido de que no somos el centro del universo. En eso es lo que creo. Como seres sociales, los que estamos en el mundo del diseño estamos influidos e influimos", pues, como dice más adelante, "el diseño no es maquillaje (...) es, sobre todo, un acto de persuasión.

Desde las aulas de la Universidad Autónoma de México, Beltrán reta a sus alumnos a crear carteles contra el abandono de los ancianos, el racismo y sobre las estadísticas del suicidio en los jóvenes. Después de todo, afirma, "el diseño tiene que ser imagen, pero lo que importa es qué clase de imagen es y para qué es. No obstante, aclara, "el diseño no es omnipotente".

Autor del primer libro sobre diseño gráfico en América Latina, titulado Desde el diseño (1970) y asesor de más de una veintena de eventos mundiales relacionados con su área de trabajo, Beltrán defiende con ahínco que el sentido histórico se debe tomar en cuenta cuando de diseño gráfico se trata. "Creo que, como decía Rousseau, no se debe confundir cambio con progreso. No es necesario que el diseñador esté en lo último. La gente tiende a creer que lo nuevo siempre supera lo anterior, pero no siempre es así", comenta.

Mañana y el viernes, Félix Beltrán dictará un curso sobre La marca en la práctica. La entrada es gratuita. (el nacional)

martes, 23 de octubre de 2007

Semana 3: Simbolismo. Escuela de Pont Aven. Los nabis

¿Quiénes eran?

Entre los simbolistas encontramos a: Gustave Moreau, Odilon Redon, Pierre Puvis Chavannes, Carlos Schwabe, Edward Robert Huget, Herbert James Draper.

Entre los miembros de la escuela de Pont Aven: Emile Bernard, Charles Laval, Jacob Isaac Meyer Haan, Paul Serusier, Claude-Emile Schuffenecker, Cuno Amiet, Louis Anquetin y Roderico O’Connor.

Entre Los Nabis tenemos a: Pierre Bonnard, Ker Xavier Roussel, Felix Vallotton, Maurice Denis y Edouard Vuillard.

¿Qué hacían?
Anticipando a Freud y Jung, los simbolistas utilizaron la mitología y la imaginería onírica para crear un “lenguaje visual del alma”. Algunos expertos consideran que se trata más de una aproximación filosófica que un movimiento artístico en el estricto sentido del término.

En los pintores simbolistas pervive un interés por lo subjetivo, lo irracional, al igual que en el romanticismo. No se quedan en la mera apariencia física del objeto sino que a través de él se llega a lo sobrenatural, lo cual va unido a un especial interés por la religión. Los pintores ya no pretenden plasmar el mundo exterior sino el de sus sueños y fantasías por medio de la alusión del símbolo. La pintura se propone como medio de expresión del estado de ánimo, de las emociones y de las ideas del individuo, a través del símbolo o de la idea.

Entre los simbolistas y el grupo Los Nabis pueden encontrarse los miembros de la escuela de Pont Aven, cuyas obras se caracterizan por el uso libre del color, lo que resulta en una obra altamente decorativa. En esta forma de pintar ha influido mucho el conocimiento del arte primitivo y las estampas japonesas. Existe una voluntad de sintetizar las formas. Son una síntesis entre el estilo impresionista y el simbolista por lo que pueden ser considerados simbolistas, por su espíritu.

Los nabis son seguidores de las ideas estéticas de la escuela de Pont-Aven, pero no pertenecen a la Academia, o son desertores. Nabis significa profetas, en hebreo. Intentaron que el Impresionismo se acercase al Simbolismo, por lo que se les puede considerar simbolistas. Su concepción estética es fundamentalmente decorativa, por lo que lo que se plasma en el cuadro es un juego de sensaciones, más que una construcción intelectual.

Los nabis buscan en sus pinturas captar la desnuda realidad, aunque prácticamente sus aportaciones se quedan en una superficie plana cubierta de color. Muestran su desinterés por las apariencias fugaces y momentáneas del impresionismo, e intentan el modelado de los volúmenes y utilizan grandes manchas de colores puros. A los nabis les gusta el símbolo y las referencias a un mundo que está más allá.

Utilizan colores planos, con un gran sentido estético. Tienen una libertad absoluta a la hora de utilizar el color y las composiciones. Usaron todo tipo de materiales en sus cuadros, pintura, cola, cartón, etc., para diferenciar texturas, pero sin llegar al collage. Proyectaron vidrieras y usaron litografías y grabados para expresarse.

Decoraron teatros, portadas de libros, revistas y cualquier cosa que les solicitasen, trabajando por encargo. Esto implicó, por un lado que sus obras fuesen ampliamente conocidas y por otro que no fuesen únicas, sino que se imprimían y repetían, dando a la obra de arte una nueva dimensión. La obra de arte deja de ser única. A pesar de ello no crearon escuela.

¿Cómo lo hacían?

  1. Los simbolistas utilizan utilizaban colores fuertes para resaltar el sentido onírico de lo sobrenatural. El uso de colores pasteles, por parte de algunos artistas, junto con la difuminación del color
  2. No hay una lectura única, sino que cada obra puede remitir cosas distintas a cada individuo.
  3. La originalidad de la pintura simbolista no depende de la técnica, sino en el contenido.
  4. Los pintores de la Escuela de Pont Aven pueden llegar a pintar la hierba roja si así lo sienten. El color se aplica en grandes manchas y con tintas planas. En las pinturas hechas fuera del estudio, las sombras son pintadas explícitamente con el color azul del cielo, tal como se refleja en las superficies, dado una sensación de frescura y libertad nunca antes vista en la pintura.
  5. El nabismo goza de total libertad en la composición y en la utilización del color.
  6. Se sirven de los colores pardos, ocres y azulados. Y trabajan el temple sobre cartón. Con esta técnica consiguen amortiguar los colores.
  7. Se inclinan, cada vez más, por una pintura pura, abriendo paso con esta teoría al fauvismo y a la abstracción.

martes, 16 de octubre de 2007

Un articulo: Talento, con que se come eso? de Sumito Estevez

Parte de la tarea. ¿Por qué me gusta la columna? Está escrita con sentido de la estructura, comienza con un párrafo sobre Mozart que parece abandonarse aunque, a medida que se avanza, uno se da cuenta de cómo se relaciona con el resto de los temas.
Es variada.
No se necesita ser chef para disfrutarla.
Ofrece una nueva perspectiva sobre la gastronomía, en la voz de un experto.


Los tocados por Dios
El director de cine checo Milos Forman, en su grandiosa película Amadeus (1984), nos regaló una escena que me marcó hondamente. Me refiero a aquella en la que el compositor italiano de ópera Antonio Salieri (interpretado magistralmente por Murray Abraham) se topa con el manuscrito de una pieza de su archirival Mozart. Se trata de una obra maestra escrita a primera mano y sin tachones, como si Dios, literalmente, se la hubiese cantado en el oído al genio de Salzburgo. Salieri, que había dedicado toda su vida a trabajar arduamente para obtener el prestigio del que ya gozaba, casi llora de desesperación al ver que hay personas que simplemente nacieron tocadas por Dios.


El síndrome de Van Gogh
En cocina he vivido cientos de veces esta historia. He conocido muchos y buenos cocineros que no tienen mucha edad, pero que son capaces de deslumbrar. En mi interrelación con ellos me he dado cuenta de que ven al mundo de la gastronomía desde una perspectiva que es incluso transparente para mí. He conocido muchas y buenas cocineras capaces de impresionar por su capacidad técnica sin haber pasado por una escuela; cocineros que generan ideas que, por obvias, nadie había notado o cocineras que simplemente logran que con cada bocado la gente se sienta feliz de pertenecer al género hedonista de los humanos.

Pero, en muchos casos, estos genios han sido destruidos por la mortal combinación de halago y mercado ávido de estrellas, y con tristeza pasamos a ser testigos de un eclipse prematuro. Particularmente, en cocina es bastante peligroso el "halago poco objetivo". Tarde o temprano, éste hace que el cocinero olvide su labor de servidor, al punto de sentir que se encuentra por encima de las circunstancias y que, por lo tanto, si su "obra" no es del agrado de la clientela es porque no es comprendida.

Tal vez un Van Gogh se pueda dar el lujo de esa espera, pero no un cocinero. En muchas profesiones, la excusa de la incomprensión puede hacer que el sueño sea más liviano gracias a un ego intacto, pero no así en la cocina. La incomprensión no baja la santamaría, por usar la referencia clásica del negociante que cierra el negocio luego de una jornada de trabajo, ni paga la nómina. Las galerías de las obras maestras de los cocineros se llaman restaurantes, es decir: negocio.


Los que no se quedan parados
Cuando a un latinoamericano se le presenta una situación inesperada, corre por los alambritos y, como sea, le sale al paso a la emergencia. Es verdad también que si nos piden algo que no esté planificado en el manual de operaciones de la empresa, nos la inventamos y "primero muertos que quedarnos parados"... pero cometemos un error tremendo: no documentamos nuestras geniales soluciones. Así que, cuando se presenta de nuevo una situación similar, volvemos a apelar a nuestra brillante inventiva.

Son muchas las veces que, a modo de generalización grosera, he escuchado la frase "los gringos son brutos, pues si los sacan del guión no saben responder". Es posible que la estructura cultural de los anglosajones los lleve a paralizarse ante lo inesperado, pero igualmente es cierto que no permiten que les suceda de nuevo. Inmediatamente generan una metodología y, sobre todo, la documentan.


Receta, ¿para qué?
Otro de los errores más comunes que cometemos los cocineros es que detestamos escribir. Un manual de operaciones en la cocina de un restaurante es una joya de colección y si entendemos que la razón de un restaurante es cocinar todos los días el mismo plato de manera idéntica, este hecho no deja de ser inaudito.

Muchas veces el genio individual de un jefe de cocina sostiene airoso los errores emanados de la brigada, pero es una forma de dirigir los esfuerzos en la dirección equivocada. Y es que en lugar de crear o generar ideas, este genio se pasa el tiempo colocando parches donde corresponda. Me consta que los cocineros que integran la brigada de un restaurante sueñan con que les entreguen por escrito las recetas, las especificaciones necesarias y, sobre todo, que los entrenen para reaccionar ante posibles errores... ese manual nunca llega. Y lo que es más triste, idea no escrita es idea perdida.

Cada vez que dejamos de documentar no sólo repetimos esfuerzos sino que perdemos una página de eso que llaman la memoria histórica y que en el caso de los cocineros se denomina simplemente: recetario.


A veces
Cuando alguien posee talento y lo dilapida por no entrenarse, nos hallamos ante una enorme injusticia cósmica. Como bien dicen los anglosajones, tener talento es un don y los dones se agradecen ejerciéndolos para el bien de los demás.

Mozart tenía un talento único pero, a diferencia de muchos que lo poseen, él corrió con suerte porque también resultó trabajador. En general, el mundo no termina en manos de los talentosos sino de los constantes.

A veces nace alguien con un talento enorme y se lo agradece a Dios ejerciéndolo. Para hacerlo se entrena, decide trabajar duro y deja un legado documentado. Esos, como Mozart o Da Vinci, son los imprescindibles.

Un articulo: La batidora, de Adriana Villanueva

U na siente cuando la están mirando extraño, por eso bajé la vista para ver si tenía la bragueta abierta o zapatos de distinto color. Después de cerciorarme de que el escote de la blusa no daba picón, miré el reflejo de mi rostro en una tostadora para constatar que no estaba despeinada o tenía corrido el maquillaje y, aunque me hacía falta un poco de color, tampoco vi nada de qué avergonzarme.

¡Entonces por qué rayos en la sección de electrodomésticos de la tienda Éxito todo el mundo me estaba mirando raro! La parejita que parecía recién casada, tan tierna con sus franelas del Che Guevara "él y ella", que ilusionados llenaban el carrito de artefactos, al verme agarrar una batidora se quedaron boquiabiertos y casi dejan caer al piso la tostiarepa. Quizás peco de paranoica, pero sentí que se reían de mí. La señora que no sabía qué plancha comprar me miró con profunda lástima. Hasta la niñita que armaba una pataleta porque quería la licuadora de la línea Mickey Mouse, dejó de llorar para abrazar asustada a su mamá. Lo peor fue la cara de estupor del señor que se llevaba la televisora de plasma que, al ver mi futura batidora en el carrito, se le sintió un grito reprimido en el alma: "¡Pero bueno mija, en qué país crees que estás viviendo!".

Si llevara un elefante rosado entre mis compras habría llamado menos la atención en el hipermercado de Terrazas del Ávila, sobre todo cuando dejé la nutrida sección de electrodomésticos y llegué al escuálido departamento de alimentos con la batidora. Aún sin saber cuál era mi desliz, decidí obviar las miradas burlonas y apresurarme en terminar el objetivo de ese jueves en la tarde: las clases estaban por comenzar y a mis niños les gusta llevar ponqué en la lonchera. Me preguntaba cuántos mercados haría falta visitar para conseguir los ingredientes para preparar un sencillo ponqué.

Afortunadamente, harina de trigo había en Éxito, también limón para rayarle un poco de cáscara a la mezcla.

El problema empezó con los huevos: el ponqué lleva 6 y en Éxito no había ni 1. No me preocupé, los buhoneros en la calle los venden. La margarina repostera se me había terminado, en Éxito sólo había con sal. Azúcar, ¿desde cuándo no hay azúcar en los mercados? Creo que en junio fue la última vez que llegó al abasto cerca de mi casa y, aunque me regalaron 2 kilos en mi cumpleaños, no me queda lo suficiente para preparar un ponqué. Dicen que se consigue en Petare, que los buhoneros venden a 3.000 bolívares el paquete de a 1.000, que a veces la tienen en Mercal y que, quienes madrugan, con suerte encuentran los preciados cristales blancos en los mercados de Chacao, Coche, Guaicaipuro y Quinta Crespo.

A pesar de que con los ingredientes conseguidos en Éxito no podía preparar el ansiado ponqué, no di la tarde por perdida: como iluminados por una luz divina, encontré los dos últimos litros de leche que quedaban en el hipermercado. A lo mejor podría estrenar la batidora preparando un chantilly. En la casa tenía gelatina. Si tan sólo tuviera huevos y azúcar.

Fue en el momento de pagar, ante la mirada atónita de la cajera al cobrar el artefacto, cuando caí en cuenta de mi excentricidad, que no fue sino una combinación de ingenuidad, escapismo, rebeldía y fe, porque en esta Venezuela de estantes vacíos y de alimentos que no se encuentran por ningún lado ¿qué carrizo se puede preparar con una batidora?