miércoles, 14 de noviembre de 2007

Una nota sobre la exposición del diseñador cubano Félix Beltrán

Convencido de que el diseño es más que la distribución armónica, sintética y efectiva de un conjunto de elementos visuales y que no es necesario "estar en lo último" para lograr consolidar la imagen de una marca, el reconocido diseñador Félix Beltrán, nacido en La Habana en 1938, ha dedicado 40 años a la práctica y la fe del diseño gráfico. Hoy, a las 12:00 m, el Museo de la Estampa y del Diseño Carlos Cruz-Diez inaugura una sucinta retrospectiva de su trabajo elogiado no sólo en América, sino también en otras partes del mundo.

La exposición Félix Beltrán.

Marcas e identidades gráficas reúne 30 marcas, quizá no muy conocidas para los espectadores venezolanos, creadas por el diseñador desde 1959 hasta 2005.

Un lenguaje que aboga por la síntesis caracteriza estas marcas que no sólo se refieren a productos y empresas, sino también a instituciones de labor social como la Biblioteca Benjamín Franklin de México o la Cruz Roja de Cuba. Más allá del valor estético de cada una de éstas, Beltrán hace énfasis en el compromiso social de las marcas, algo que muchos diseñadores de hoy pasan por alto.

Beltrán, que dictará hoy a las 11:00 am en el mismo museoun curso sobre La Marca en el mundo de hoy, señala que el diseño ha evolucionado en la historia reciente. Desde los tiempos de mercaderes fenicios, explica, pasando por la Edad Media, el Renacimiento, el diseño cobró importancia "para diferenciar aquello que no tenía suficientes diferencias", pero se incrementó después de la Revolución Industrial por la competencia que se produjo con el desarrollo del despiadado capitalismo. A partir de entonces, se ha elevado la conciencia de la marca", comenta.

Considera que "sin el capitalismo habría marcas más preocupadas por lo social. El diseño tiene que asumir las consecuencias implícitas de sus prácticas. El valor de todo está en las consecuencias de lo que hacemos. Hemos avanzado, eso es indudable, pero arrastramos contradicciones, es decir, estamos muy incipientes en los avances sociales. El diseño debe renunciar a eso, asumir las responsabilidades que tiene como acto de comunicación. El diseño gráfico educa en el sentido cabal del término para que mis alumnos se sienten como los modelos de Calvin Klein o agarran los cigarrillos como los modelos de Marlboro", ironiza el artista.

El diseñador, cuyas obras gráficas han recibido más de 130 premios y han sido apreciadas en casi 500 exposiciones colectivas y 66 exposiciones individuales, cree que si las nuevas generaciones no tienen conciencia de estas otras implicaciones del diseño es porque "se les educa en el hedonismo en la evasión, en los valores relativos donde no hay convicciones con las que uno está convencido de que no somos el centro del universo. En eso es lo que creo. Como seres sociales, los que estamos en el mundo del diseño estamos influidos e influimos", pues, como dice más adelante, "el diseño no es maquillaje (...) es, sobre todo, un acto de persuasión.

Desde las aulas de la Universidad Autónoma de México, Beltrán reta a sus alumnos a crear carteles contra el abandono de los ancianos, el racismo y sobre las estadísticas del suicidio en los jóvenes. Después de todo, afirma, "el diseño tiene que ser imagen, pero lo que importa es qué clase de imagen es y para qué es. No obstante, aclara, "el diseño no es omnipotente".

Autor del primer libro sobre diseño gráfico en América Latina, titulado Desde el diseño (1970) y asesor de más de una veintena de eventos mundiales relacionados con su área de trabajo, Beltrán defiende con ahínco que el sentido histórico se debe tomar en cuenta cuando de diseño gráfico se trata. "Creo que, como decía Rousseau, no se debe confundir cambio con progreso. No es necesario que el diseñador esté en lo último. La gente tiende a creer que lo nuevo siempre supera lo anterior, pero no siempre es así", comenta.

Mañana y el viernes, Félix Beltrán dictará un curso sobre La marca en la práctica. La entrada es gratuita. (el nacional)

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