Semana 2 El Post-impresionismo
¿Qué hacían?
Se trata de una versión menos idílica y de más carga emocional que el impresionismo
Divisionismo fue un término acuñado por Paul Signac para referirse a la técnica de aplicar, simplemente, puntos de color directamente sobre el lienzo: de cerca, el cuadro divisionista no es más que una sucesión de puntos, a la distancia es cuando se mezclan en la retina y rugen los colores y las formas. Sin embargo, el divisionismo posee cualidades sociales y formales que lo separan del inocuo cromo-luminismo de los franceses.
¿Cómo lo hacían?
- Utilizaban formas exageradas
- Tenían un particular uso del color, estructura y líneas
- Los puntillistas presentan imágenes sometidas a sólidas composiciones geométricas, lejos de la espontaneidad de los impresionistas.
- Los puntillistas aplican los colores en puntos de color primario, uno junto a otro que, vistos desde lejos, se mezclan en la retina dando el efecto de gamas cromáticas.
- Los divisionistas tienen pinceladas más largas y fluctuantes, lejos de la mesura aburrida de los puntitos coloreados de Seurat o Signac.
- Los divisionistas realizan composiciones más dinámicas, cercanas a los planteamientos de lo que será el Futurismo, que requiere introducir el desplazamiento de los cuerpos en el espacio y en el tiempo
- Los divisionistas no se restringen a la colocación de pinceladas en colores primarios que luego la retina ha de mezclar para obtener las gamas, sino que emplean colores tonales en franjas de color tan violentas que no es posible esperar una mezcla óptica de los mismos.
El Post-impresionismo como nacimiento de las vanguardias
el divisionismo se aproxima en su temática al simbolismo que se practicaba simultáneamente en Francia y Gran Bretaña: se ocupan por sus compromiso social en temas cargados de emoción y que resulten aleccionadores.
Su influencia sobre el recién nacido futurismo se mantuvo hasta 1911, año en el cual el ímpetu del cubismo arrolló todos los estilos que intentaban abrirse paso entre las vanguardias europeas.
Muchos de los autores iniciados como divisionisti, evolucionan hacia el Futurismo, que aprovecha tanto sus postulados como los de los cubistas, aderezados convenientemente con las nuevas ideologías imperialistas tendentes al próximo nacimiento del fascismo. Así, una obra como La Niña corriendo por el Balcón, de Giacomo Balla, es más fácil clasificarla como divisionista que como plenamente futurista.